Las picaduras y mordeduras de insectos pueden dejarnos muy mal recuerdo de un viaje. Y por desgracia, cada vez son más frecuentes. La rapidez con la que se limpian cabinas de aviones e incluso habitaciones de hotel dificulta la detección de pequeños intrusos que, a la vez, sobreviven a los insecticidas usados hasta el momento. Si no son eliminados a tiempo, se transmiten de un lugar a otro picando sin piedad a los huéspedes.
Se recomienda tomar algunas precauciones para evitar mordeduras. La primera, inspeccionar la cama una vez en el hotel y, la segunda, no colocar la maleta encima porque, en el caso de los chinches, si los hubiera, podrían saltar al equipaje y acompañarnos de regreso a casa.
Para descubrirlos a tiempo se debe conocer bien su aspecto: tienen un tamaño de entre cuatro y seis milímetros y son de color marrón rojizo. Sus huevos, blancos y tan grandes como una semilla de mostaza, pueden llegar a verse depositados en las sábanas. Otros signos como minúsculos restos de sangre o excrementos ayudan a detectar su presencia.
CHINCHES
Las mordeduras de los chinches no suelen transmitir enfermedades
A diferencia de los mosquitos, que pocas veces dejan picadas numerosas, los chinches son casi insaciables y muerden desordenadamente hasta que ya no pueden comer más. La buena noticia es que no suelen transmitir enfermedades, como sí pasa con otros insectos.
Las marcas de chinche se distinguen rápidamente por ser pequeñas y seguidas, adquirir color rojo y escocer. Para evitar que nos vuelvan a picar, debemos lavarnos muy bien todo el cuerpo y también desinfectar objetos y ropa.